Un innovador tratamiento con células obtenidas de la sangre del cordón umbilical, que es investigado por científicos de Estados Unidos, ha mostrado resultados prometedores para ayudar a pequeños con trastornos del espectro autista (TEA).

La doctora Joanne Kurtzberg del Centro Duke para el Estudio del Autismo y el Cerebro, en Estados Unidos, condujo la primera fase del estudio en el que se utilizaron células de la sangre del cordón umbilical para realizar una infusión intravenosa administrada a pequeños entre 2 y 5 años.

La Secretaría de Salud estima que en México hay casi 95 mil niños entre cero y cuatro años con TEA. Se trata de una condición neurológica que afecta el comportamiento, interacción y aprendizaje de quien lo padece.

Se desconocen sus causas, pero estudios sugieren que tanto factores genéticos como ambientales tienen un papel importante.

Lo que se sabe hasta hoy en día es que pueden existir patrones en ciertos genes que se repiten en los pacientes con autismo, también se han observado fallos en la regulación del sistema inmunológico, inflamación cerebral o diferencias en la estructura del cerebro de los pacientes.

Esta multiplicidad de afectaciones hace difícil diseñar un tratamiento estándar para los TEA, por lo que múltiples equipos internacionales trabajan en el desarrollo de estrategias que permitan ayudar a los pacientes con esta condición, para la cual no existe una cura.

Se cree que la mala regulación o sobreactivación del sistema inmunológico produce inflamación en el cerebro y, en ciertos casos, hay una baja presión en el flujo de sangre hacia el cerebro.

Las células de la sangre del cordón umbilical envían señales a las neuronas

Desde hace tiempo se ha observado que estas células, bajo ciertas condiciones, pueden liberar proteínas, conocidas como factores neurotróficos, que estimulan ciertos efectos en las neuronas y el sistema nervioso central. No es que estas células madre se conviertan en neuronas, sino que envían señales para que las neuronas se activen y maduren o formen nuevas conexiones, lo que potencialmente pudiera ayudar al desarrollo del cerebro del niño.

Las células utilizadas para este estudio eran de la sangre del cordón umbilical de los niños con TEA que los padres habían decidido almacenar preventivamente.

Dichas células fueron administradas a 25 niños, entre 2 a 5 años, diagnosticados con TEA, los cuales fueron evaluados con exámenes relacionados con el comportamiento.

Adicionalmente, se reportó en al artículo publicado en la revista Stem Cells Translational Medicine que no se registraron reacciones adversas por la infusión, la cual fue bien tolerada por todos los pacientes.

Los resultados positivos en cuanto al comportamiento, la adaptabilidad y sociabilidad, estaban correlacionados con un IQ mayor en la comunicación no verbal.

Según la escala de comportamiento CGI-S, utilizada por los expertos para medir la gravedad de la condición de los pacientes, cerca del 70 por ciento de los pacientes presentaban una condición moderadamente severa o severa antes del tratamiento, mientras que a los seis meses, esta cifra se redujo al 22 por ciento.
Otra escala de evaluación, llamada CGI-I reveló que en el primer semestre el 36.4 por ciento de los pacientes presentaba una mejoría importante; sin embargo, a los 12 meses dos habían empeorado ligeramente.

No todos los niños responden igual, ni reaccionan de la misma forma a un tratamiento, por lo que es muy difícil comparar resultados entre niños con autismo. Es necesario destacar que algunos de los niños con TEA que recibieron la infusión de células de la sangre del cordón umbilical tuvieron mejorías y no presentaron ninguna reacción adversa a la infusión.

Desde hace tiempo, Kurtzberg y su equipo exploran el potencial de las terapias celulares con la sangre del cordón umbilical, tras el establecimiento del Banco de Sangre del Cordón de Carolinas, que tiene la aprobación de la Food and Drug Administration (FDA) de Estados Unidos.

Las células pudieran contribuir a mejorar la curva de desarrollo, este tratamiento experimental busca inducir la maduración, proliferación y formación de nuevas conexiones de las neuronas que permitan que el cerebro del niño tenga una mejor oportunidad de desarrollarse lo cual invariablemente dependerá de sus síntomas y la gravedad del trastorno.

Cabe mencionar que este es sólo un ejemplo de la investigación que se realiza con células madre provenientes del cordón umbilical que buscan encontrar mejores opciones de tratamiento. Esta terapia aún se encuentra en fase de investigación con el fin de generar tratamientos seguros, eficaces, reproducibles y sin efectos adversos a largo plazo.

En México existen una decena de bancos de células madre, públicos y privados, que almacenan sangre del cordón umbilical, nombre común dado a las células presentes en la sangre del cordón umbilical, después del nacimiento de un bebé.

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