En algún punto del embarazo, todas las futuras mamás se despiertan un día sintiendo una terrible necesidad de limpiar y ordenar su casa, y sobre todo, el cuarto del bebé.

 

Esto se conoce como nesting, el deseo tenerlo todo listo para cuando llegue la hora de traer a tu bebé a casa.

 

Esta necesidad de organizarlo todo se intensifica hacia las últimas semanas de embarazo, aunque esto puede variar dependiendo de factores externos como la estación del año, las actividades diarias, etc.

 

Aunque no todas las futuras mamás experimentan el nesting, sí hay varias señales claras que nos indican que estás empezando a experimentarlo:

 

  1. Mientras observas la bonita imagen del último ultrasonido, tu mente empieza a vagar hacia cuántas semanas tiene tu bebé y las semanas que le faltan por nacer, y sin saber cómo exactamente, te empieza a dar ansiedad la cantidad de cosas que va a necesitar y que aún no tienes. O cuando una mamá, sin querer hacerle daño a nadie, te pregunta si ya compraste un biberón, y de repente tu estás haciendo 200 archivos de Excel con todo lo que te falta por comprar. La ansiedad por no tener todo lo que vas a necesitar, es una clara señal de que empiezas a hacer nesting.

 

  1. Un buen día te despiertas en la madrugada y vas a la cocina por algún antojo y de repente te brinca el hecho de que tu refrigerador no está tan ordenado como te gustaría. Y sientes la imperiosa necesidad de organizarlo en ese momento, así sean las 3 de la mañana. Y luego te sigues con los gabinetes, los cajones, y sin saber cómo, tu marido se despierta para ir a trabajar y tu estás tallando el piso de la cocina. La necesidad urgente de limpiarlo todo… Nesting. (O la serie de Marie Kondo).

 

  1. Te estás preparando un sándwich tranquilamente cuando te sorprende la idea de que, una vez que el bebé llegue, tú también tienes que seguir comiendo… y tu marido, y tus otros hijos, y el perro. ¿Y quién va a cocinar cuando tu estés pegada a tu bebé, alimentándolo con la comida más pura y perfecta que existe? Entonces pasas las siguientes tres horas cocinando y congelando, cocinando y congelando, y cuando no hay nada más que cocinar, vas a la tienda por provisiones para continuar con esta tarea de congelar comida para un año.

 

  1. Vas caminando por tu casa y encuentras un calcetín tirado de uno de tus hijos. Con mucho esfuerzo, te agachas para recogerlo y te das cuenta de que tu panza es demasiado grande para estarte agachando. Ahí te cae el 20 de que si ahora batallas, en unas semanas no podrás hacerlo, así que empiezas una cruzada para lavar cada prenda que encuentres y cada sábana, funda, cojín, almohada y hasta el gato si se deja, en un afán por dejarlo todo limpio para cuando lo necesites y no puedas lavarlo.

 

  1. Quedas de ver a alguien para un café, pero junto al lugar hay una tienda de diseño. Entras para matar el tiempo en lo que esperas, y un cuadro/cojín/lámpara llama tu atención. Lo siguiente que sabes es que vas saliendo de un centro comercial con 200 bolsas de cosas en tono pastel, que ni siquiera sabes dónde vas a poner, pero que en ese momento te parecieron imprescindibles para el cuarto del bebé.

 

¿Te ha pasado algo de esto? Muy probablemente estés entrando a la etapa de nesting, un momento en el que querrás limpiarlo y ordenarlo todo mientras te preparas, mental y físicamente, para recibir a tu futuro bebé.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 



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